El zumbido misterioso

Los vecinos de un pueblecito inglés oyen por las noches un extraño sonido de baja frecuencia. Y no son los primeros

Para algunos habitantes de Woodland, un pueblecito de 300 habitantes en el condado inglés de Durham, acostarse se ha convertido desde hace meses en una tortura cotidiana. Alrededor de la medianoche, empieza el ruido: un sonido grave, continuo, a un volumen casi inaudible, que acaba agigantándose en su cabeza hasta impedirles conciliar el sueño. Lo han comparado con el molesto motor de un coche aparcado en las inmediaciones, o con el rumor lejano de una maquinaria que parece incongruente en esta zona de granjas. Quienes lo perciben aseguran que cesa a las cuatro de la madrugada: «Entonces es la gloria, porque vivimos en un lugar aislado sin tráfico. Pero deja un murmullo en tu cabeza durante el resto del día», ha declarado al 'Daily Telegraph' una vecina del lugar, Marylin Grech. El problema, claro, es que muchos residentes no oyen nada y siguen durmiendo como benditos, agradecidos al silencio de la campiña, así que persiste la duda de si el ruido existe de verdad.

«Es como una línea eléctrica sobrecargada», ha descrito otro de los afectados, Kevin Fail, convencido de que el sonido misterioso procede de los antiguos pozos mineros. Otra versión lo atribuye al sistema de calefacción de alguna casa del entorno. Los que lo escuchan han cumplido con todos los rituales domésticos posibles para identificarlo: desconectar los electrodomésticos, cerrar todas las llaves de paso, salir de patrulla por las calles desiertas y, por supuesto, taparse los oídos, para comprobar si la fuente de tanta inquietud se esconde en algún rincón de su cerebro: «Entonces se para, así que sé que no está en mi cabeza», rechaza Grech. Incluso hay quienes dicen, en el colmo de la desesperación, que sus camas vibran.

El fenómeno -que, por cierto, también está dando al traste con la tranquilidad diurna de Woodland, al haber atraído a periodistas, curiosos y aficionados a los enigmas- parece un calco de lo ocurrido en el pasado en otros lugares del mundo. Es algo tan recurrente que incluso tiene nombre propio en inglés: The Hum, El Zumbido, como si fuese el título de una película de serie B. Entre los antecedentes más relevantes está, también en Inglaterra, el ruido que dijeron escuchar mil personas en el Bristol de los 70. También se ha convertido en un clásico el Zumbido de Taos, una localidad turística de Nuevo México. Y en Auckland, Nueva Zelanda, hubo quienes se mudaron de casa para librarse por fin de la insidiosa vibración nocturna, que incluso fue grabada por el profesor universitario Tom Moir. La lista incluye Largs (Escocia), Copenhague (Dinamarca), Vancouver (Canadá), Kokomo (Estados Unidos), Sydney (Australia), Hawai...

El silencio imposible
«Siempre hay ruido de baja frecuencia en un ambiente 'silencioso'. Su origen suelen ser fuentes industriales o de transporte que están demasiado lejos para ser identificadas», apunta Geoff Leventhall, consultor del Gobierno británico en cuestiones acústicas, que también apunta la posibilidad de «falsas percepciones» debidas a acúfenos, sinestesia u otras causas. Cuando se escucha algo, aunque sea a un volumen mínimo, la situación y la psicología humana pueden hacer el resto: «Los sonidos de baja frecuencia que superan por muy poco el umbral del oído humano pueden ser percibidos como altos, incluso como incómodamente altos -apunta un estudio de la Universidad de Salford-. El sonido puede ir creciendo en importancia hasta volverse absorbente».
En muy pocas ocasiones se ha conseguido explicar estos fenómenos. El zumbido de Hawai se achacó a la actividad volcánica, y en Kokomo se rastreó el ruido hasta el ventilador y el compresor de unas instalaciones industriales. En la mayoría de los casos, a falta de conclusiones científicas, la imaginación popular da con todo tipo de interpretaciones creativas: experimentos militares, comunicación de submarinos, actividad de satélites, extraterrestres, fantasmas... Todas esas hipótesis se cuelan por las noches, con un zumbido, en los dormitorios de Woodland.
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El cráneo de Sealand

Un superviviente alienigena de un accidente de platillo prehistóricos? Un viajero en el tiempo lamentable desde el futuro? Un comerciante de un universo paralelo? Un hasta entonces desconocido especie? O una deformidad freak simple de un ser humano? Nadie sabe a ciencia cierta, pero no importa la explicación, la calavera de Sealand tiene el potencial de cambiar la vista del mundo en que vivimos

En julio de 2007 fué descubierto en Olstykke en la isla danesa de Sealand, no obstante en los titulares se mantuvo en gran parte ignorado por la ciencia hasta el año 2010. Los investigadores que en 2008 examinó el cráneo en la Escuela Superior de Veterinaria de Copenhague se limitó a concluir que, aunque se asemeja a un mamífero, algunas características hacen que sea imposible para adaptarse al animal en la taxonomía de Linneo.

Excavado durante la sustitución de tuberías de alcantarillado de edad, el buscador en un principio creía que era algo de hueso a caballo, ya que la casa perteneció a un carnicero a caballo, y el jardín está lleno de restos. No fue sino hasta rellenar la zanja que se dio cuenta de su forma humanoide. Más tarde las excavaciones en el sitio no han descubierto aún permanece con conexión a la criatura, identificada sólo huesos de animales, hachas de piedra y otras herramientas neolíticas que son comunes a la zona. El hecho de que el cráneo fue encontrado entre los restos neolíticos hace sin embargo, no revelan su edad. El carbono 14 data en el Instituto Niels Bohr en Copenhague ha demostrado que la criatura vivió entre 1200 y 1280 AD. Además, el cráneo se encontró por encima de los tubos de edad, cuya edad sugiere que no fue enterrado hasta después de 1900. También la ausencia de partes del esqueleto otros de la criatura, junto con el estado de conservación de los cráneos, ha llevado a los científicos a sospechar que no ha sido enterrado por mucho tiempo, probablemente sólo un par de décadas.

Tal vez para ocultar el secreto de su existencia a alguien se almacena durante años y luego deliberadamente enterrados. Es interesante notar que los residentes en Olstykke y pueblos cercanos tienen desde los tiempos antiguos habló de un miembro local de l'Ordre Lux Pegasos (la Orden de Pegaso Luz), a quien en consecuencia en nombre de la orden de proteger los diversos temas entre ellos un cráneo misterioso y dispositivos de varios hechos de luz extraordinaria, aunque de metal irrompibles o cerámica. El cráneo se dice que tiene su origen en los Balcanes, pero también se ha almacenado en París, Francia, y en Munich, Alemania, antes de llegar a Dinamarca.

Si la historia es verdad, es posible que la investigación adicional puede conducir al paradero de los artefactos alienigenas. Es plausible que l'Ordre Lux Pegasos conserva objetos, así como ideas sobre su origen y propósito. Poco se sabe sobre la orden de embargo, salvo que se estableció alrededor del año 1350 ya lo largo de su existencia ha contado con poetas y autores influyentes entre sus miembros. Entre los destacados se iniciaron Giovanni Boccaccio, William Shakespeare, René Descartes, Thomas Jefferson, de Edward Bulwer-Lytton, Ambrose Bierce, Karin Boye, HG Wells, Julio Cortázar, Joseph Heller, Butler Octavia, Solsjenitsyn Aleksandr y Ahmed al-Baghdadi. Uno puede preguntarse por qué la tarea de preservar los artefactos alienígenas y el conocimiento cayó sobre un orden consistente únicamente de los escritores, pero el nombre mismo de la orden hace alusión a los huéspedes una o más de la constelación de Pegaso, que durante algún tiempo vivió entre nosotros y nos conocimientos y gran inspiración. El secreto de la orden de embargo sugiere que la humanidad aún no está listo para compartir el conocimiento Pegasian.

El cráneo de Sealand es cerca de una y media veces más grande que un cráneo de Homo sapiens masculino. Especialmente las órbitas contribuir a su tamaño. Su superficie lisa revela que la criatura se ha adaptado al clima frío, y su tamaño relativo del ojo que era o bien una criatura de la noche, vivía bajo tierra o en un planeta que orbita una estrella a distancia o débil, probablemente una enana naranja o rojo. Cabe señalar que la estrella 51 Pegasi, en la constelación Pegasus fue la primera estrella como el Sol sabe que un planeta. Planetas orbitando la estrella HR 8799 Pegasus fueron los primeros en ser fotografiado directamente, y el análisis espectroscópico de HD 209458 b, otro planeta en la constelación, ha proporcionado la primera evidencia de vapor de agua atmosférico más allá de nuestro sistema solar.
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