Chemtrail ¿Leyenda urbana o realidad?


Las chemtrails son un supuesto fenómeno cuyos partidarios defienden que algunas estelas de condensación dejadas por aviones no son tales, sino que en realidad están compuestas por productos químicos. Para los partidarios de esta teoría de conspiración la verdadera naturaleza de las chemtrails sería conocida por sólo unos pocos y su objetivo sería causar daños de algún tipo a la población.

"Chemtrail" es una abreviación del inglés chemical trail, que traducido literalmente significa estela química. La denominación imita a la que se da en este idioma a las estelas de condensación (contrail). No debe confundirse este término con la dispersión de sustancias químicas para fines reconocidos (fumigación, sembrado de nubes, exhibiciones aéreas, etc.).

El vocablo fue utilizado por vez primera por el periodista William Thomas en 1999, aunque la primera descripción del fenómeno data de 1997, por Richard Finke. Algunos partidarios de la conspiración defienden que en realidad las chemtrails comenzaron años antes.

La comunidad científica se muestra escéptica respecto a la existencia de las chemtrails y considera que se trata en realidad de simples estelas de condensación o cirros.

Tiempo de permanencia: El tiempo que permanecen en el aire los chemtrails excede ampliamente el de las estelas de condensación, llegando a persistir durante horas. Para los defensores de esta teoría, las estelas que duran mucho tiempo son necesariamente chemtrails.

Inexistencia del fenómeno antes de los años 90: Se asegura que este fenómeno aéreo ha aparecido a partir de los años 90, mostrando claras diferencias respecto a las estelas de condensación y las nubes normales.

Chemtrails a baja altura: Las estelas de condensación aparecen -salvo cuando el aire es muy frío- a alturas superiores a los 8.000 metros. Los defensores de la existencia de las chemtrails afirman avistar estelas a alturas inferiores, por lo que no se podría tratar de simples contrails.

Existencia de documentos sobre armas experimentales: En el Space Preservation Fact del 2001 aparece un listado de "armas exóticas" que deben ser prohibidas entre las que se encuentran las chemtrails. También existen documentos que demuestran el interés de los militares por controlar el tiempo [1]. Esto es interpretado por lo defensores de la teoría como una prueba de que dichas armas existen.

Oscurecimiento global: Existe interés en estudiar el efecto de las estelas de condensación en el clima y el cambio climático. Debido a que las estelas dificultan la llegada de la luz del Sol se considera que podrían tener efectos mitigadores en el calentamiento terrestre (a este efecto se le llama oscurecimiento global). La existencia de este interés demostraría que las chemtrails forman parte de un programa de modificación del clima.

Patrones en el cielo: Los chemtrails crean en ocasiones patrones en el cielo (líneas paralelas, líneas que se cruzan, etc.). Esto es interpretado como prueba de que se pretende que el chemtrail cubra un gran área.


Aparición de enfermedades: Algunos partidarios de las chemtrails apuntan a la supuesta aparición de nuevas enfermedades tras la aparición de los chemtrails, lo que constituiría una prueba de que forman parte de un programa de genocidio de la población.

Detección de olores tras la aparición de chemtrails: Según sus defensores, se trata de una prueba de la existencia de productos químicos.
Detección de substancias tras la aparición de chemtrails: Según estas informaciones, se ha detectado bario y aluminio en muestras del suelo tras aparecer chemtrails, así como bacterias.

Existencia de anteriores programas de experimentación de los militares sobre la población: Lo cual constituye un antecedente del supuesto plan actual.
Existencia de coloración en las nubes: Las nubes deben ser de color blanco, la existencia de nubes de colores se considera prueba de que están formadas por productos químicos.

Existencia de agujeros en las nubes: En ocasiones se observa que las nubes "se deshacen" tras el paso de un avión, así como material que cae de las nubes.

Extraña naturaleza de los aviones involucrados:
Dando la vuelta. Se considera como prueba de que se pretende "fumigar" reiteradamente una zona.

Activación y desactivación del chemtrail. Se interpreta que no pueden ser estelas de condensación, ya que no resulta creíble que zonas cercanas de la atmósfera presenten condiciones tan dispares.

El chemtrail no sale de los motores del avión. Si se tiene en cuenta que las estelas de condensación salen de los motores de la aeronave, la existencia de estelas que no salgan de ellos constituye una prueba de que no son tales.

El avión no es visible al radar. Para los partidarios de la teoría, esto es una prueba de que forma parte de un plan secreto.

ESTUCHE REGALO Nº 87

Un ser extraño en Évora


Probar la existencia de vida fuera de la tierra ha sido la ambición de muchos científicos y aficionados al fenómeno OVNI, por qué se guardo evidencia importante de un ser extraño en Évora?


Évora es una ciudad con historia, se ubica el sur de Portugal, en ella se encierra parte importante de su patrimonio cultural e histórico. Ruinas espectaculares que son mudos testigos de su antigüedad y mantienen aún parte de su legado romano y musulmán.

Los eborenses han sido testigos presenciales de un hecho extraño que sucedió el El 2 de noviembre de 1959 cuando una lluvia de raros filamentos gelatinosos empezaron a caer desde el cielo.

Se recogieron muestras para ser analizadas y se llegó a la conclusión que se trataba de fibravina, una sustancia formada por magnesio, calcio, oxígeno y otros compuestos químicos.

Pero lo que más llamó poderosamente la atención fue que en uno de esos filamentos, se encontró un ser viviente de tamaño microscópico.

Al ser analizado minuciosamente se determinó que no se trataba de un ser viviente de origen terrestre, era una forma de vida que venía del espacio exterior. Se conoció que no sería el único ser que se había logrado capturar.

Lo extraño es que las autoridades mantuvieron en celoso secreto este hallazgo y aquí empieza el misterio.

Recién veinte años después se dio a conocer públicamente la existencia de esta forma de vida de origen extraterrestre, los estudios que le hicieron y la evolución que presentó.

Según se supo a los dos años se fue desintegrando dejando solo unas hebras como muestra de aquel ser viviente.

Raúl Berenguel en su libro Interacción biológica de los OVNIS. Una prueba científica, narra con especial minuciosidad los estudios realizados a este ser extraterrestre capturado en Évora.

¿Por qué las autoridades mantuvieron en secreto una prueba importante que probaría desde esos años la existencia de la vida fuera de la tierra, sabiendo que para muchas generaciones de investigadores es de vital importancia una prueba como la encontrada en Évora?

¿Existirá algún misterio que rodea las pruebas de vida extraterrestre?

Fuente

www.Tu.tv

Extraño ser de Quives


El día fue 28 de Julio del 2007, un grupo de médicos fueron de paseo a Santa Rosa de Quives, un pequeño pueblo al norte de Lima, Perú. Eran las 4 de la tarde, una pareja de novios decide alejarse del grupo principal e internarse en un claro del pequeño bosque a la salida del pueblo, a orillas del río Chillón, para tomarse algunas fotos de recuerdo, utilizando una cámara fotográfica digital.

Mas deciden hacer grabaciones en video, utilizando el mismo aparato. En un momento de las tomas, el joven médico, se empieza a sentir muy incomodo, como si una extraña presencia rodeara el lugar. No se me siento muy fastidiado, no se porque dijo el doctor en la cinta.

No te preocupes que estamos en el bosque de NARNIA, expresó su novia, refiriéndose a la conocida película hollywodense. Es allí que aparece un ser no humano atrás del doctor quien se quejaba. En el video se aprecia que un ser extraño "El hombre de Quives" que tiene apariencia de un árbol camina con un objeto en una de sus extremidades perdiéndose entre la maleza.

Misterios de America

El Grupo Leyendas Urbanas Blog quiere compartir con todos ustedes un interesante documento en imagenes sobre los grandes misterios de América, descubrimientos arqueológicos,paleontológicos, y antropológicos que ponen en entredicho la teoría de la evolución y el origen del hombre.





El niño que vivió antes

The boy who lived before es un documental que cuenta el caso de Cameron, un niño de Glasgow que con dos años de edad empezó a contar a su madre que había tenido una vida anterior. Desde esa edad comenzó a relatar como había sido su infancia en una pequeña isla llamada Barra que se encuentra al Oeste de Escocia.



Cameron daba detalles como el color de la casa en la que vivía, que estaba cerca de la playa o los colores de su perro. Cuando el niño fue creciendo, estos datos se volvieron más precisos llegando incluso a dar los nombres y apellidos de los que habían sido sus padres en aquella supuesta vida.

Jim B. Tucker, psiquiatra infantil de la Universidad de Virginia que estudia casos de niños que hablan de vidas pasadas se interesó por el tema. Él ya había investigado otros casos similares, pero este le llamó la atención debido a que era muy fácil contrastar si lo que decía Cameron era verdad, tan solo tenía que ir a aquella pequeña isla para averiguarlo y así lo hizo. Viajo hasta Glasgow para ver al niño y a la madre de este y juntos fueron a la isla.


Efectivamente comprobaron que algunos de los datos que Cameron daba coincidían: la casa era blanca y estaba al lado de la playa, también personas con los apellidos que el niño dio habían vivido en aquella casa probablemente en los años 60.
En el documental aparece el caso de otro niño de los Estados Unidos al que Jim también estudió y que afirmaba ser su propio abuelo.
Jim Tucker nunca ha creído en la reencarnación pero se empezó a interesar por este tipo de temas para estudiarlos desde un punto de vista científico, intentando buscar una explicación racional y actualmente es de los pocos psiquiatras infantiles trabajando es este tipo de casos.
Podeis leer más información acerca de Jim B. Tucker aquí.



El “cazador de tormentas” de Pergamino, Buenos Aires, Argentina


Por la módica suma de 50 mil pesos, el remisero Javier Pelourson afirma ser capaz de hacer llover o de frenar una tormenta. Algunos productores agrícolas de Ramallo, Pergamino y San Pedro están convencidos de que las lluvias de los últimos días, que contribuyeron a aliviar la severa sequía de la provincia de Buenos Aires, fueron obra de los poderes que manifiesta tener este peculiar personaje.

Antes de aprender a hacer llover, Javier descubrió que tenía el don de detener a las tormentas. En el único artículo de su blog, Pelourson cuenta (alternando el uso de la primera y la tercera persona de manera confusa) que en 1997 se aproximaba una fuerte tormenta sobre Pergamino y que nuestro protagonista “sintió la necesidad de reducir su intensidad”, lo que consiguió con una técnica desarrollada por él mismo, y que tardó unos cinco años en perfeccionar. A partir de entonces “decidió que la técnica debía conocerse y se enviaron e-mails a todos los servicios meteorológicos del mundo donde hubo varios que les interesó la novedad, y dijeron que lo iban a estudiar”.

Los detalles de la técnica, por cierto, son algo desconcertantes. Javier explica en su blog que “la técnica es un conocimiento que le fue revelado sobre cómo se puede reducir la intensidad de un fenómeno climático extremo”, sin mencionar quién le reveló dicho conocimiento, aunque se sospecha cierta participación divina. También asegura que “no se necesita ninguna tecnología o herramienta mecánica o industrial para la aplicación de la técnica”, que lamentablemente cuenta con un escollo importante: parece que sólo Javier -y nadie más que él- tiene el poder para aplicarla en cualquier lugar del planeta.

Lo cierto es que según se mencionó a mediados de enero en el diario La Nación, los diez milímetros de lluvia que cayeron en San Pedro hace un par de semanas fueron el resultado de los trabajos realizados por Pelourson durante los días anteriores, quien se comprometió a hacer llover un mínimo de 50 mm mensuales hasta el mes de marzo inclusive. Por ejercer sus poderes, el autodenominado “cazador de tormentas” cobra una suma que se niega a mencionar abiertamente, aunque de acuerdo a lo publicado en el diario Crítica, “es vox populi en Ramallo que por su don cobra 50 mil pesos cada trabajo”.

Al ser entrevistado por este último diario, Javier Pelourson declaró que su actividad no está reñida con la Ciencia (”me baso exclusivamente en la información del Servicio Meteorológico Nacional, esto no es imaginación mía”), pero parece que sin embargo él no le tiene mucha confianza (”todos conocen que los pronósticos están errando, entonces es cuando uno tiene que hacer su trabajo tomando el pronóstico meteorológico nacional para darle credibilidad al trabajo.”)

Una característica que distingue a nuestro “cazador de tormentas” es su disposición para aportar múltiples testigos de sus prodigios, con pelos y señales. En la lista de su blog figuran personas de cada lugar en donde Javier ha puesto en acción sus talentos, y se menciona por ejemplo a la empresaria Pochita de La Granja o al farmacéutico Omar López de Pergamino, incluyendo hasta sus números telefónicos para convencer a los escépticos que no crean en las palabras del propio Pelourson.

La cantidad que cobra Javier por su trabajo se justifica con el enorme esfuerzo de voluntad y de fe que tiene que realizar para cumplir con lo pactado, tal como escribió Eduardo Campos en el blog Noticias de San Pedro en noviembre de 2008, cuando se comprometió a hacer llover en esa localidad y estuvo a punto de fracasar: “los pesitos sampedrinos que debe haberse llevado a Pergamino le han costado bastante sufrimiento, los días pasaban y pasaban y de la lluvia ni noticias. El muchacho andaba como seco de vientre para la misión encargada, hacía fuerza y aparecían nubes, hacía más fuerza todavía y aparecían relámpagos, cerraba los ojos y fruncía… el ceño y se oían truenos, pero agua ni de casualidad. Hasta que casi vencido el plazo el pobre Javier pudo respirar en el asiento delantero izquierdo de su remisse y gritar ¡Eureka!”.

Javier Pelourson no es la primera persona -ni tampoco la última- en asegurar que puede hacer llover recurriendo a métodos no tradicionales. Hace un tiempo mencionamos a Charles Hatfield y su químico “acelerador de humedad”; incluso en Argentina existe el antecedente del ingeniero Juan Baigorri Velar y su máquina de ondas electromagnéticas, sobre el que en algún momento les contaremos su historia. Claro que nuestro “cazador de tormentas” los supera ampliamente ya que no necesita aparatos ni sustancias misteriosas para dominar a las lluvias según su voluntad.

En nuestra opinión, todavía no estamos convencidos sobre qué cosa resulta más increíble: si los supuestos poderes sobrenaturales del remisero de Pergamino, o el hecho de que exista gente dispuesta a pagar una cantidad tan disparatada de dinero para que efectúe su “trabajo”.

Hallados los restos de una 'vampira' en Venecia



Un equipo de investigadores italianos sostiene que ha encontrado los restos de una vampira en Venecia, enterrada con un ladrillo encajado entre las mandíbulas para evitar que se alimentara de las víctimas de una plaga que azotó la ciudad en el siglo XVI. Matteo Borrini, antropólogo de la Universidad de Florencia, ha señalado que el hallazgo, situado en una pequeña isla de Lazareto Nuevo, en la laguna de Venecia, apoya la teoría de que en tiempos medievales se creía que los vampiros eran los responsables de la propagación de plagas como la Peste Negra.

"Es la primera vez que la arqueología ha conseguido reconstruir el ritual de exorcismo de un vampiro", ha señalado Borrini a Reuters por teléfono. "Esto contribuye (...) a verificar cómo nació el mito de los vampiros". El esqueleto fue desenterrado en una fosa común de la plaga veneciana de 1576, durante la que murió el pintor Tiziano, en Lazareto Nuevo, que se sitúa a tres kilómetros al noreste de Venecia y que fue empleado como un sanatorio para enfermos de la plaga.

La sucesión de plagas que diezmaron Europa entre 1300 y 1700 alimentó la creencia en vampiros, sobre todo debido a que la descomposición de cadáveres no se comprendía bien aún, ha señalado Borrini. Los sepultureros que reabrían las fosas comunes a menudo se encontraban con cuerpos hinchados por gases, con unas cabelleras que seguían creciendo y con sangre que fluía de algunas bocas, lo que les llevaba a creer que muchos fallecidos seguían vivos. Las mortajas que se usaban para cubrir las caras de los muertos a menudo se descomponían debido a las bacterias en la zona de la boca, lo que dejaba al descubierto los dientes de la víctima. De este modo, los vampiros pasaron a ser conocidos como "comedores de mortajas".



Según textos religiosos y médicos medievales, se creía que los no muertos difundían la pestilencia para chupar la vida que aún quedaba en algunos cadáveres. Así se mantenían hasta que conseguían la fuerza suficiente para volver a las calles. "Para matar un vampiro había que retirarle la mortaja de la boca, que era su sustento, como la leche para un bebé, y colocarle algo incomestible", ha precisado Borrini. "Es posible que se haya encontrado otros cadáveres con ladrillos en la boca, pero esta es la primera vez que el ritual ha sido identificado".

Mientras que las leyendas sobre espíritus sedientos de sangre se remontan a miles de años atrás, la figura moderna del vampiro fue condensada en la novela Drácula (1897), del escritor irlandés Bram Stoker, que se basó el folclore del este de Europa del siglo XVIII.

Fotografió un fantasma y expertos aseguran que es real


Son muchos los casos en donde podemos ver que personas aseguran haber fotografiado fantasmas de todo tipo, desde tejanos con sus característicos gorros hasta niñas en las escaleras.

En esta oportunidad, el turno es de Colin Foster, de 34 años, quien asegura haber tomado la imagen de un fantasma en un bosque de North Yorkshire.
Lo curioso no es la fotografía que muchas dudas generan a simple vista, sino que la misma fue analizada por expertos en la materia y no encontraron rastros algunos de edición digital.

De confirmarse con próximos estudios de laboratorio, se podría convertir en otra misteriosa imagen que se guarda en el archivo fotográfico fantasmagórico.

El Anillo de Delphos


El escenario fue la granja Johnson en Delphos, Kansas. A las 7 de la tarde, Durel Johnson y su mujer habían terminado de cenar, y su hijo Ronnie volvía de dar de comer a las ovejas. Ronnie informó que había oído un estruendo y había visto un ovni en forma de hongo sobrevolando el terreno, a una distancia de 21 m de donde él se hallaba, entre un grupo de árboles cerca de la casa. Lo describió como resplandeciente, con todos los colores del arco iris, proyectando haces de brillante luz hacia el suelo. Ronnie dijo haber quedado ciego y paralizado a raíz del encuentro, lo que se prolongó hasta que el objeto se alejó volando en dirección a la ciudad de Delphos. Hacía sólo quince minutos que había logrado recuperar la vista y moverse, por lo que corrió de inmediato a la casa para contar a sus padres lo sucedido.

Sus padres no querían creerle pero le acompañaron fuera y pudieron entonces ver al ovni que se alejaba hacia el sur. Erna, la madre, lo describió parecido a «una bañera gigantesca».

Los testigos vieron un círculo que resplandecía en la oscuridad y advirtieron que también los árboles cercanos brillaban en el lugar donde el ovni permaneció sobrevolando. El suelo parecía haber sido rociado con un polvo blanco que, cuando fue tocado por el señor y la señora Johnson, les entumeció las yemas de los dedos. La señora Johnson también fotografió el anillo mientras el señor Johnson llevaba a su hijo a Delphos para informar del suceso al periódico local.

Considerando el estado físico en que se hallaba su hijo y las posibilidades que sugería el hecho de haber tocado un polvo que provocaba una parálisis parcial, la decisión de ir a la ciudad a visitar a los reporteros del periódico local en lugar de recurrir a un médico, ha sido un factor que ha restado credibilidad al caso. Se han levantado muchas sospechas en torno al hecho: los Johnson se negaron a informar a la policía sobre el incidente; parecían disfrutar enormemente de la fama y la atención que el episodio les reportaba; recibieron el tan criticado premio de 5.000 dólares concedido por el National Enquirer a la mejor historia sobre ovnis y cuando los extraordinarios informes que se produjeron en los dos años siguientes parecían hacer olvidar su historia, el ovni regresó, convirtiendo la granja Johnson en escenario de hechos aún más extraños. Uno de ellos, y no el de menor importancia, fue que una oveja que no había sido cruzada, parió un cordero que murió poco después. Se invitó a los testigos a someterse a un detector de mentiras, pero se negaron.

El análisis de las huellas en el terreno de la granja reveló la presencia de un raro componente, pero nada que tuviera una explicación no terrestre. Queda la posibilidad de que los testigos inventaran los detalles a partir de la aparición de las insólitas huellas en el terreno, por razones que sólo ellos conocen. Lo cierto es que el caso del anillo de Delphos se ha hecho famoso en los últimos treinta años, debido a la falta de evidencia física real que ofrecen la mayor parte de los casos de ovnis.
Los investigadores modernos se basan no sólo en los testimonios, sino también en la credibilidad de los testigos, y en ese sentido, este caso en particular no puede recibir calificaciones muy altas.

La Tierra Hueca

Saint Louis, Territorio del Missouri. América del Norte, 10 de abril (de 1818). Al mundo entero, declaro: que la Tierra está hueca y habitada interiormente, que contiene varias esferas concéntricas sólidas, situadas unas dentro de otras, y que está abierta en el Polo, de los doce a los dieciséis grados. Me comprometo a demostrar la realidad de lo que afirmo y estoy dispuesto a explorar el interior de la Tierra, si el mundo acepta ayudarme en mi empresa”. Quien así habla no es el verniano profesor Otto Lidenbrock, de Viaje al centro de la Tierra, sino el mucho más real Jonathan Cleeves Symnes, ex capitán de infantería del ejército de EE. UU. y belicoso defensor de la Teoría de la Tierra Hueca, en carta abierta a los miembros del congreso estadounidense, los directores de las principales universidades y los hombres más sabios del momento. Symnes afirmaba que todos los planetas son huecos, y que en el caso de la Tierra existen cinco esferas concéntricas, colocadas una dentro de otra, como si se tratase de las famosas muñecas rusas. La superficie de cada una de estas esferas sería perfectamente habitable, y se podría transitar entre ellas a través de dos grandes agujeros situados en los polos. Aunque en pleno siglo XXI la teoría puede parecer descabellada, en 1824 el Congreso de los Estados Unidos debatió la propuesta de enviar una expedición al Polo para comprobar su veracidad, recibiendo 25 votos afirmativos.

Realmente, Symnes no decía nada nuevo. Muchas religiones han considerado la Tierra como hueca, situando en sus entrañas otro mundo habitado por los muertos y los espíritus. Es el caso, por ejemplo, del Cristianismo; ahí están los infernales círculos concéntricos que Dante atraviesa en la Divina Comedia hasta llegar al último de ellos, aquel en el cual Lucifer prisionero devora las almas de los mayores pecadores.

Poetas y teólogos aparte, el más ilustre antecedente de Cleeves Symnes es Edmund Halley, el descubridor de la órbita del cometa de mismo nombre. Partiendo de las variaciones del campo magnético terrestre a lo largo del tiempo, desarrolló la idea de que la tierra estaba formada por una serie de esferas concéntricas, habitadas por seres humanos y por bestias. Las esferas interiores tendrían una atmósfera luminosa, de la cual la Aurora Boreal sería una emanación.


En la segunda mitad del siglo XIX, surge una variante de la Teoría de la Tierra Hueca, proclamada por el americano Cyrus Read Teed, y según la cual nosotros no viviríamos en el exterior de la Tierra sino en su interior, en la parte cóncava. Teed creó una religión con su teoría. Tras cambiar su nombre por el hebreo Koresh, fundo una pequeña comunidad en Florida en la cual se dedicó a predicar la verdad a sus 250 fieles hasta el día de su muerte, que tuvo lugar en 1908.

En 1914 un aviador alemán llamado Bender descubre por casualidad en París las tesis de Teed y decide desarrollarlas. Según su visión, en el núcleo de esa esfera cóncava en la que vivimos quedarían situados el Sol y la Luna (mucho más pequeños de lo afirmado por la Astronomía), y un Universo Fantasma, formado por un gas azulado y unos brillantes granos de luz a los cuales llamamos habitualmente estrellas. A nuestros pies, un infinito de tierra y roca.



La teoría de Bender se hace popular durante los años 30, llegando a oídos de los delirantes jerarcas nazis, que creen de forma seria en su veracidad. Cuentan que en 1942 Goering, Himmler y Hitler enviaron una expedición comandada por el doctor Heinz Fisher, experto mundial en rayos infrarrojos, a la isla báltica de Rugen. Su misión consistía en apuntar hacia el cielo sofisticados aparatos de observación, en un ángulo de 45 grados, para así obtener señales de la flota inglesa anclada en Scapaflow, al otro lado de la supuesta concavidad terrestre. Por supuesto, el experimento no tiene éxito, marcando el punto de inflexión de las teorías de la tierra cóncava entre los dirigentes del Tercer Reich. Con el tiempo, el propio Bender acabará sus días en un campo de concentración.

Sin embargo, la Teoría de la Tierra Hueca alcanzará más éxito que su variante cóncava y nunca le faltarán seguidores, aunque en los años 20 el intrépido aviador Richard E. Byrd sobrevuele por primera vez el Polo Norte (1926) y el Polo Sur (1929) sin notificar la presencia de esos supuestos pasos a las esferas inferiores. Al menos sin notificarlo oficialmente, ya que la rumorología esotérica afirma que el piloto voló accidentalmente al interior de la corteza terrestre, llegando a un continente verde y misterioso.


Circula por ahí (se puede encontrar algún fragmento en Internet) un supuesto diario secreto del aviador, La Tierra Interior. Mi diario secreto, con toda la pinta de ser apócrifo, en el cual narra su odisea en ese mundo perdido bajo los polos. Byrd sobrevuela verdes montañas y ríos, y distingue un animal que desde la distancia identifica como un mamut, antes de llegar a una ciudad futurista que le parece “sacada de un escenario de Buck Rogers”. Es interceptado entonces por unos hombres que pilotan aeronaves discoidales y que tras darle por radio la bienvenida le indican que aterrice.

Una vez en la ciudad, Byrd es conducido ante su líder. El hecho de que los edificios estén decorados con una especie de esvásticas, de que todos sus habitantes sean rubios y altos, hablen en un idioma aparentemente germánico y se autodenominen Arianni, resulta un poco mosqueante. Pero no hay de qué preocuparse, los Arianni resultan ser pacíficos, y transmiten a Byrd un mensaje claramente antibélico. Según su líder, a los humanos de la superficie nos espera una larga edad oscura hasta que comprendamos la futilidad de la guerra, pero cuando eso pase ellos saldrán del mundo interior para ayudarnos. El piloto, después de recibir el encargo de transmitir estas palabras al mundo, es conducido de vuelta a su avión y guiado amablemente hasta la superficie. Posteriormente, el Pentágono le ordenará guardar silencio sobre su aventura, privándonos de la revelación del líder de los Arianni. La historia es muy fantasiosa, aunque no deja de tener un punto sugerente.

Como se ve, la concepción de la Tierra como una esfera hueca con otros mundos en su interior realiza a lo largo de los tiempos un viaje de ida y vuelta: primero del mito a la ciencia, después de regreso al mito.

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