Tito Lastarria fue un distinguido hombre público del siglo XIX. Se desempeñó como administrador de cementerio, fue corregidor entre los años 1864-1883. Fue alcalde de Rancagua, Chile entre los años 1873-1876 y tesorero municipal entre los años 1883-1898. Además se desempeñó como administrador del servicio de correos y ocupó el cargo de gobernador suplente y participó en la guerra del pacífico.
La leyenda dice que “Tito” fue un hombre con mucho dinero, avaro, castigador con sus trabajadores y que toda su fortuna se la debe a un pacto con el diablo. La ciudad al enterarse, decidió cobrar venganza y enterrarlo vivo encadenado a su tumba. En el cementerio existe un enorme mausoleo y la leyenda también agrega que cuando se caiga la última cruz de las cuatro, el saldrá y se llevará las almas de todas las personas que le han pedido alguna favor.
Hoy su tumba está toda rayada por sus seguidores, quienes le piden favores. Pero también existen los agradecidos que le llevan flores, velas y hasta las plaquitas que dice “gracias tito por el favor concedido”
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