El diablo de Devonshire

Inglaterra, 8 de febrero de 1885. Esa noche, la región norteña de Cornualles quedó completamente cubierta de nieve. A la mañana siguiente, aparecieron extrañas huellas de un animal desconocido en la calle.

La huella tenía forma de U y media unos 10 cm de longitud por 7 cm de ancho. Lo más extraño de todo fue que estas huellas se distribuían linealmente como si el animal, o lo que fuera, fuera saltando a una sola pata manteniendo un ritmo constante.

Las huellas se separaban unas de otras unos 20 cm y no importaba si el terreno subía, bajaba, fuera más abrupto o menos, siempre el mismo ritmo.

El director de la escuela local Albert Brailford reunió a un grupo de personas para seguir el camino que conducían las huellas. Quedaron atónitos. Al caminar durante varias decenas de metros, las huellas se pararon ante un muro de unos 4 metros, al pasar al otro lado las huellas seguían, por lo que la criatura conseguía saltar el muro y continuar su marcha sin ningún problema. Incluso se subía a los techos de las casas y seguía con su ritmo habitual de 20 cm entre huellas y a una sola pata.

Las insólitas marcas se encontraron en Exmouth, Lympstone, Woodbury, Powderham, así como en varios pueblos más. En total unos 150 kilómetros. Incluso hubo lugares donde pese a las condiciones del terreno, las huellas no parecieron detenerse. En zonas como el río Exe, las huellas llegaban hasta una orilla para luego aparecer en la opuesta, y todo ello pese a los casi tres kilómetros de anchura en algunos puntos del río.
Por la tarde ya se daban toda una serie de teorías acerca del misterioso animal que dejaba estas huellas. Richard Owen – famoso por acuñar la palabra “dinosaurio” – se decantó por los tejones.

Pero era del todo imposible, tanto por las huellas como por los kilómetros recorridos, que el animal fuera un tejón. El asno también se barajó, pero también era imposible que el asno anduviera a una pata y se subiera por los tejados. Un canguro, una avutarda, ranas, sapos incluso se llegó a hablar de una liebre coja, todo por darle una explicación al fenómeno.

Varios periódicos se hicieron eco de la historia, así el London Times y el Illustrated London News comenzaron a sacar al aire la noticia del desconocido animal. Detrás de estos artículos en diferentes periódicos, vinieron toda una serie de casos similares ocurridos en distintas partes del mundo. Así en Galicia se encontraron huellas similares en 1840. El mismo año, el 14 de marzo, The Times puntualizó que también aparecieron huellas en Glenorchy (Escocia), en 1886 en Nueva Zelanda, 1908 en las playas de Nueva Jersey (EEUU), 1945 Bélgica, 1970 en Sicilia y de nuevo en Devonshire en 1950.
En ninguno de los casos se pudo establecer el origen de las huellas

3 comentarios:

  1. No paras de sorprenderme con las layendas que cuelgas en la red, a cual más curiosa o apasionante. Clero, desde la distancia...
    Salu2

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  2. no puedo negar que esta afición nace a raíz de algunas experiencias personales con lo paranormal.

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  3. Vaya, me paseaba por la blogosfera buscando nuevos blogers y me tope con tu blog, definitivamente esta muy interesante, me encanta la manera en que redactas los articulos.

    En fin Te dejo
    Saludos.

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