
Le dijo: "se el secreto de esta pequeña familia" El anciano monje considerando que el joven estaba obnubilado como todos en el monasterio pero su experiencia era tan poca que no podía haber llegado a la respuesta con tal facilidad, simplemente cerro los ojos, extendió ambas manos y pregunto, "Cual? Dime cual, que a todos ha calmado?" El joven respondió seguro pero apasionado por su precoz conocimiento a través de la meditación, el primero que había experimentado: "ella posee los tres colores, el blanco y el negro son el ying y el yang, los opuestos, nuestros opuestos, vuestros opuestos, pero en su manto esta el habano, la tierra, nuestro lugar, significa que aquí podremos concitar todas nuestras diferencias si nos ensamblamos, formando un crisol tan bello como su manto" El anciano lo miró. le tendió su mano y lo invito a compartir su te. El joven lloró... Un silencio tan extenso como la vida, se esparció entre ambos. Faltaban sorbos para terminar la taza, cuando el anciano tocándole su frente pregunto: Te has dado cuenta que son hembras las tres, que significado tendría que no existiera un macho entre ellas? El joven ya no sabia si contestar o no. Se arrodillo y dijo: "Usted y yo, tenemos algo en común, aunque las distancia del saber nos separen, ninguno de nosotros tiene el don de la vida, ninguno de nuestros monjes lo tiene, una mujer si, por ello son hembras, traen el mensaje de lo nuevo, de la mutación, del cambio. Nosotros somos permanencia" Esta vez, las lágrimas corrieron por la cara del maestro.... Se retiro en silencio y dejo al joven extasiado en su magnifica visión. En la mañana siguiente, dejo el monasterio en manos del joven, con la misión de preservar a la pequeña familia, partiendo hacia las montañas.
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